lunes, 25 de julio de 2011

Calle Cristo de las Aguas


Calle Cristo de las Aguas


Esta calle, ubicada en pleno corazón  del Barrio Alto, es la cota más alta del municipio sanluqueño, treinta metros sobre el nivel del mar, a partir de ella, todas las calles descienden.
Está situada en las cercanías del Albaicín,  entre las calles Santiago y  Cruz  del Pasaje, que desemboca en la calle Santa Brígida. Es una calle corta y estrecha, con poco tráfico y mucho silencio. Parte de dos grandes bodegas ocupan la mitad de la calle y la otra mitad, está habitada con pocas casas y escasos vecinos. En el siglo XVIII, estas casas eran propiedad de distintos conventos sanluqueños y estaban arrendadas a sus moradores.
Durante mucho tiempo se pensó que su nombre se debía al Cristo de las Aguas que tenía cofradía propia y se veneraba en la iglesia de San Nicolás; el  actual Cristo de la Expiración, gozaba de gran devoción entre los habitantes del barrio de los Gallegos y los agricultores del Alto de las Cuevas, quienes le pedían lluvias en años de sequía., de ahí el origen de su primitivo nombre.


Hornacina restaurada, donde anteriormente
estuvo el Cristo de las Aguas.
 En el libro Calles y Plazas de Sanlúcar de Barrameda escrito por Narciso Climent, se recoge lo siguiente: <<El origen del  nombre de esta calle hay que  encontrarlo en una pequeña imagen que un fraile agustino portugués, fray Manuel de Sacramento, colocó en un nicho existente en la esquina izquierda de su entrada, muy próximo a su hospedería, de cuyo culto estaba él encargado. Una lápida de mármol recogía esta inscripción: “El Excmo. Sr. Arzobispo de Sevilla, don Luis de Salcedo y Azcona, concedió 40 días de indulgencia a todas las personas que con devoción, rezaren un credo delante de este Santísimo Cristo de las Aguas. En 28 de Julio de 1724 años.”>>
Recientemente la hornacina se ha restaurado y ha sido modificada en su aspecto exterior, ya que la anterior estaba muy deteriorada. 

martes, 12 de julio de 2011

La Virgen de la O



Nuestra Señora de la O
 
En la hornacina central del retablo del altar mayor de la parroquia,  se halla Nuestra Señora de la O, titular de la iglesia. Este nombre conmemora el Misterio de la Expectación de la virgen, o sea momentos antes del parto. A finales de  la Edad Media fue muy frecuente la devoción a esta advocación de la virgen de la Esperanza, o de la Expectación o de la O, cuando se instituyó su fiesta el 18 de diciembre;  cabe suponer que así lo fueron los duques en su Señorío, ya que le dedicaron varias iglesias de sus pueblos a esta devoción.  
Según Fernando Guillamas, la imagen se veneraba  en la ermita de Santiago, mientras otros historiadores la sitúan en la iglesia de San Miguel, si bien, no era la actual, ya que esta talla pertenece a los principios del siglo XVII, de autor desconocido, que sustituyó a la original de este mismo  nombre. Esta imagen estuvo en el retablo que tuvo la parroquia antes que el actual, junto a la imagen de san Pedro y  al crucificado, Cristo de la Viga, talla renacentista que se encuentra en la actualidad en la capilla de Nuestra Señora de la Antigua, en el interior  de la   iglesia de la O. 
Es una talla de las llamadas de bulto redondo, quiere decir que está tallada por todos los  costados, ya que lo normal en una imagen para un retablo es que se labre  sólo la parte que está a la vista, dejando la trasera plana para unirla al fondo del retablo.
No es habitual verla procesionar por las calles sanluqueñas, al menos en el último siglo, y aprovechando la bajada del altar  para una pequeña restauración, hemos podido verla más de cerca, cuando ha paseado por las calles del Barrio Alto acompañando a la procesión del Corpus Christi.

martes, 5 de julio de 2011

Parroquia de Nuestra Señora de la O (exterior)

La Parroquia de la O es el edificio más emblemático del Barrio Alto y de toda la ciudad de Sanlúcar.

Su fundación se debe a Doña Isabel de la Cerda y Pérez de Guzmán, descendiente en línea directa de Alfonso X “el Sabio”, y nieta de Guzmán “el Bueno”, que al quedar viuda de su primer marido, buscó refugio en el Señorío de Sanlúcar, huyendo del rey Pedro I el Cruel, quién tenía gran inquina por la familia Pérez de Guzmán. Bajo su patrocinio se inicia la construcción de este templo, ya que la villa carecía de uno de importancia. En 1360 da comienzo la obra que, en principio, constaba de tres naves, aprovechándose para su edificación la torre y el muro almenado, donde está la puerta lateral, pertenecientes al Alcázar Viejo, dentro del castillo de las Siete Torres.

Su diseño es el estilo mudéjar predominante en algunas iglesias andaluzas, estilo que imperaba en los siglos XIV y XV.

La torre de planta rectangular está dividida en su interior en tres alturas, las dos primeras con techos abovedados y la tercera de cubierta plana de madera, que correspondería al primitivo cuerpo de campanas, en el estilo mudéjar de la época fundacional. En el exterior una serie de hornacinas de poca profundidad que pertenecieron a los vanos cegados de campanas del campanario inicial. En el siglo XVIII se instaló el reloj de sol. 
Esta torre sirve de base al campanario, sobre la que se colocan dos cuerpos de campanas. El primero cuadrangular, renacentista, del siglo XVI, con tres vanos rectangulares en cada cara, y el segundo de estilo manierista, tiene forma elíptica y es obra del arquitecto Alonso de Vandelvira (1606), con una bella decoración de azulejos y semiesferas en color azul, rodeado por una reja. Está coronado por una linterna esférica y sobre ella, una cruz de hierro que remata el edificio.

Puerta lateral
 La puerta lateral que se abre a la plaza de la Paz se hizo en primer lugar, de cuerpo resaltado sobre el muro, tiene arcos apuntados y una cornisa decorada con canes. Desde esta puerta partía un pasadizo que la unía con el castillo de las Siete Torres-

En la plaza de los Condes de Niebla se encuentra la monumental puerta mudéjar del siglo XV, con arco y arquivoltas apuntadas y en las últimas, adornos de baquetones trebolados y puntas de diamante. Sobre ellas el alfiz ricamente decorado en estilos gótico y mudéjar, consta de tres cuerpos, relleno de figuras geométricas el primero; en el central se hallan los escudos familiares de la fundadora, a la izquierda, el de la Casa de Medinaceli y a la derecha, el de los Pérez de Guzmán, ambos sostenidos por leones tenantes. En la tercera, una franja de arcos conopiales ciegos y sobre ellos, arquillos moriscos entrelazados, encima de columnillas, terminando con el tejaroz sostenido por grandes canes. Esta puerta es única en su género.
Portada mudéjar.

 La puerta de entrada al patrio de los naranjos es adintelada. Este patio y otras dependencias de la iglesia se construyeron en terrenos pertenecientes a la calle que unía el Callejón de la Comedia con la Cuesta de Belén, y que permitió añadir más superficie tanto al palacio como a la iglesia, adosando ambos edificios (siglo XVI).

La iglesia ha sido ampliada a lo largo de los siglos, ya que se fueron agregando capillas, sufragadas por familias de ricos propietarios, para tener un lugar de enterramiento, como era costumbre de la época.

El porche está rodeado de pequeñas columnas de mármol, cuyo origen podría ser romano, -aún se conservan algunas muy deterioradas- unidas entre sí por cadenas, que indicaban el perímetro considerado como lugar sagrado.

La Parroquia de la O fue declarada Monumento Histórico Artístico en 1931, además es Bien de Interés Cultural y forma parte del Conjunto Histórico Artístico de Sanlúcar de Barrameda, desde el año 1973.

  • Datos obtenidos en la Guía Histórico Artística de Sanlúcar de Ana María Gómez.

sábado, 25 de junio de 2011

Un poco de historia

Para  empezar a hablar del Barrio Alto hay que remontarse al comienzo de la historia de Sanlúcar. Fueron los tartessos sus fundadores y tras ellos llegaron fenicios, griegos, cartagineses, asentados en lo que se conoció como Santuario del Crepúsculo (Lucies Dubiae Fanum). Más tarde la colonizan los romanos quienes la llamaron Sant Locus (santo lugar). Según el historiador Manuel Parodi, en el subsuelo del barrio alto hay  gran cantidad de restos romanos.
 Los árabes la llamaron Massagued (templo), se cree que su llegada fue a raíz de la batalla del Guadalete en el año 711, y permanecieron aquí durante siglos, hasta su  conquista por Fernando III, el santo. Se instalan sobre  la barranca desde donde se domina la entrada del Gran Río, construyendo  el Alcázar de las Siete Torres para la vigilancia y defensa de la ciudad, de las incursiones normandas que subían por el Guadalquivir para el saqueo de Sevilla.


Escudo de los Pérez de Guzmán
en la Parroquia de la O-
 
El rey castellano Sancho IV la otorga verbalmente  a Alonso Pérez de Guzmán, “el Bueno”, en agradecimiento por su ayuda en la defensa del sitio de Tarifa, donde éste perdió a su hijo Pedro Alonso, convirtiéndolo en Señor de  Sanlúcar, siendo  ratificado por Fernando IV en un privilegio de donación que se conserva en el Archivo de la Casa de Medina Sidonia. Es en este documento donde aparece el nombre cristiano de Sant Lúcar. Comienza así el vínculo  de esta casa nobiliaria  con la ciudad.
Sanlúcar ha sido siempre una plaza codiciada por todos, por su lugar estratégico con salida al mar y paso de las rutas comerciales,  primero al continente africano y luego a las Indias.
A lo largo de la historia fueron construyendo las iglesias, conventos, los castillos (actualmente sólo se conserva uno), en el comercio crearon las vendejas o ferias donde se vendían géneros traídos de otros lugares, imponían las leyes y ordenanzas  e  impartían justicia.
Hasta 1646, el Señorío de Sanlúcar, más tarde Condado de Niebla y finalmente Ducado de Medina Sidonia, la ciudad de Sanlúcar estuvo ligada a la familia Pérez de Guzmán, en esta fecha la corona lo incorpora a sus territorios, perdiendo así todos sus privilegios.
 Se puede decir que la vida en Sanlúcar nace en el Barrio Alto, alrededor del Alcázar de las  Siete Torres, que estuvo situado en los terrenos ocupados por la parroquia de la O, el palacio ducal y sus aledaños. Fue el propio Guzmán “el Bueno”, quién repobló la villa con personas traídas de antiguas alquerías y mandó construir una  muralla alrededor de la misma para su mejor defensa. En la actualidad se conserva un pequeño resto de muralla  en el Colegio Albaicín y unas reconstruidas Puerta de Rota y Puerta de Jerez.

domingo, 19 de junio de 2011

Primera entrada

Escudo de Sanlúcar situado en la entrada de la
plaza de abastos en la Cuesta de Belén.
Este blog nace como un trabajo de la clase de informática.  
Lo primero era buscar un tema, una razón para abrirlo y mantenerlo abierto, y después de barajar algunas alternativas,  decidí dedicarlo a mi barrio.
Hace poco tiempo, tuve una conversación con un sanluqueño de otra zona de Sanlúcar quién, al referirse al barrio alto, lo llamó territorio comanche. Al principio no reaccioné, aunque más tarde me di cuenta que a mi barrio sólo es visitado durante la ruta del mosto y en semana santa para buscar el típico rincón donde va a salir más bonita la fotografía del paso de Cristo o de la Virgen. El resto del año no quieren pisarlo, sobre todo algunas personas que han oído cosas que han pasado arriba de la barranca y lo engloban todo en el barrio alto.
Mi intención es contar someramente su historia, su riquísimo patrimonio, monumentos,  calles y plazas, y hacer pequeñas reseñas a algunos de sus habitantes más peculiares y populares, animando así a que nos visiten y nos conozcan, Unas veces utilizaré escritos de personas más informadas y competentes que yo y otras serán mías, ya notaréis la diferencia.
El Barrio Alto  está comprendido entre la Cuesta de Belén y el Callejón del mono, y desde la Arboledilla hasta la calle Ganado. Todo lo que está dentro de estos cuatro puntos pertenece al Casco Antiguo y por tanto al Barrio Alto.
Siempre me ha gustado la historia de Sanlúcar, pero es desde que estoy en el curso de Patrimonio Histórico, que nos imparte Manolo Domínguez en el Centro de Adultos, que tengo mayores conocimientos  y un gran interés por profundizar en ella, y sólo pretendo dejar aquí lo que he aprendido en clase y en las visitas realizadas a calles y monumentos.
Gracias Manolo, por habernos transmitido tu entusiasmo por Sanlúcar y su patrimonio, y gracias a mis compañeros tan preparados, que me han enseñado tanto con sus excelentes trabajos.